Si retrocediera en el tiempo, exactamente algunos meses, y tuviera que volver a decidir si apuntarme o no a este curso, volvería a decir SÍ. En estos meses, me he formado para mejorar en mi profesión y ser mejor docente. Me he formado para ser capaz de innovar en mis clases con mis alumnos, por su bienestar futuro.
Gracias a este curso, ahora soy capaz de diseñar un proyecto flipped y sentirme segura a la hora de llevarlo a cabo en un aula real con sus niños y niñas. Además, el curso también nos permite, no sólo formarnos, sino aprender de los otros, de nuestros compañeros. En este último bloque, hemos realizado un taller de coevaluación, que nos ha permitido conocer otros proyectos y nutrirnos de sus ideas, todas ellas maravillosas.
Como bien sabemos, la educación está cambiando. Ya no es el docente quien tiene en sus manos todo el conocimiento y sabiduría, sino que la educación en sí es más un proceso cíclico, podríamos decir. Todos aprendemos de todos. Los alumnos aprenden de sus profesores, pero sus profesores también aprenden de su alumnos; al igual que los alumnos aprenden de sus propios compañeros.
Pues bien, este taller nos ha permitido vivenciar y comprobar como podemos aprender de nuestros iguales y lo enriquecedor de dicho proceso.
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